Vaivenes de la polarización: Los intereses de la política abyecta, maniquea y demagógica quieren hacer creer que a cada extremo ahora le ha salido su movimiento estudiantil.
El momento cumbre del avieso manejo de esta concepción, fue el espectáculo de confrontación que preparó la gloriosa Asamblea Nacional al movimiento estudiantil que pidió un derecho de palabra para fijar su postura ante el país, y de paso, replicar las calumnias y descalificaciones ruines de ciertos diputados.
De los lados extremos de esta feroz polarización que nos está carcomiendo la democracia, escuchamos (des) calificativos como los siguientes: “Estudiantes chavistas”, “estudiantes de oposición”; “estudiantes oficialistas”, “estudiantes de la derecha opositora”; “estudiantes bolivarianos”, “estudiantes imperialistas”; “estudiantes revolucionarios”, ”estudiantes niños ricos, contrarrevolucionarios“; los “estudiantes socialistas”, los “estudiantes golpistas al servicio de la oligarquía”... junto con la perla más deslumbrante a resaltar: “héroes de la patria” vs. “peones del imperio” (toda una joya discursiva del ejemplar Presidente de la República Bolivariana de Venezuela).
Preguntas nada inocentes: ¿Han pensado Uds., estudiantes, todos hijos de esta patria por qué se intenta por todos los medios definirlos como absolutamente contrarios, sin nada en común, sin nada qué dialogar, sin nada qué oírse, ni respetarse, sin nada para construir juntos? ¿Por qué la Venezuela que unos y otros dicen soñar implica la ruina del contrario y su desaparición? ¿A quiénes les conviene esta mordaz división sin matices? A ver, respóndanse. ¿Quiénes son los interesados en que Uds. se muerdan, se escupan, se desprecien? ¿Por qué? ¿Para qué? Dale pues, responde.
Las pretendidas ruinas del sometimiento: En ambos grupos de estudiantes -casi seccionados ya por los intereses de dominación de los grupos políticos, mediáticos, económicos, sociales y algunos académicos a quienes les interesa extremar la polarización-, he escuchado anhelos de paz, de inclusión, justicia, solidaridad; anhelos de más y mejor democracia participativa, de expresión del pensamiento propio sin coacciones de ningún tipo; a ambos les he escuchado expresar anhelos de reconocimiento y respeto como nuevos actores, como futuros dirigentes. A ambos les he escuchado estar luchando por sus derechos constitucionales, por los derechos humanos, por un renovado humanismo, por una democracia plena que sepa debatir y fundamentar las ideologías que la van perfilando en función de un proyecto colectivo inclusivo, que sepa respetar a las minorías...
Pero nunca antes, en la Venezuela contemporánea, el surgimiento de los nuevos dirigentes del país plural y complejo que somos habían sido tan incitados a no reconocerse, a odiarse, a eliminarse.
Los estudiantes irrumpieron en el panorama del conflicto y la polarización política a falta de referentes morales vigentes, a falta de políticos de alto vuelo, a falta de política.
Eso es lo que creo, además de otras cosas que no puedo expresar aquí.
Ahora, ellos tienen la palabra de las muchas que ha ahogado la polarización, de las muchas que están por decir. El coraje mostrado al asumir su rol histórico, los valores y sueños democráticos que inspiran a los estudiantes que han levantado su voz, abren una brecha a los poderes que los desconocen y desafía los juegos de guerra civil que vilmente promueven.
¿Habrá quién quiera escuchar a los estudiantes, a todos sin distinción, canalizando sus inquietudes en un proyecto de país plural?
Aló ¿academia? Aló ¿Presidente?
Prof. María Teresa Urreiztieta V.